La campaña mundial, coordinada por la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna, busca crear conciencia y estimular los esfuerzos para fortalecer las medidas dirigidas a proteger, promover y apoyar el derecho a amamantar. El enfoque hoy está en facilitar esta práctica a las madres, lineamiento que incorpora la Política de Corresponsabilidad de la Universidad de Chile. Especialistas del Hospital Clínico y de las Facultades de Medicina y de Ciencias Sociales de la Casa de Bello comentan la importancia de esta práctica y los avances institucionales en esta materia.
La Semana Mundial de la Lactancia Materna busca destacar la importancia vital de esta práctica ancestral que trasciende culturas y fronteras. La lactancia materna no solo es un acto de amor inigualable entre madre e hijo, sino también un pilar fundamental para el desarrollo y bienestar del recién nacido. Esta poderosa forma de alimentación nutre no solo el cuerpo, sino también el alma del bebé, y entrega múltiples beneficios a la madre y a la sociedad en su conjunto. En esta línea, especialistas de la Universidad de Chile destacan a la lactancia materna como una inversión en el futuro saludable de las generaciones venideras.
Esta campaña internacional por la lactancia materna se celebra todos los años, del 1 al 7 de agosto, y es coordinada por la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna (WABA, por su sigla en inglés), con el apoyo de la OMS, UNICEF, ministerios de salud y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo. El objetivo de la iniciativa es crear conciencia y fortalecer las medidas para proteger, promover y apoyar el derecho a la lactancia materna. Este año el lema es “Amamantar y trabajar: ¡hagamos que sea posible!”.
De acuerdo a Cristina Flores, matrona jefa del Servicio de Neonatología del Hospital Clínico de la U. de Chile, la lactancia es esencial en la vida de la madre y del hijo. “La lactancia materna es esencial para múltiples cosas, tiene beneficios múltiples para el recién nacido y para la madre. Para la mamá, favorece la recuperación posparto, fomenta el vínculo afectivo entre la mamá y el hijo, disminuye el riesgo de cáncer de ovario, cáncer mamario, disminuye también la probabilidad de depresión posparto y tiene un beneficio muy destacado, que es que no implica un costo económico para la familia, está lista y precisa para ser administrada a la guagua en cualquier momento”.
Entre los beneficios para el bebé, plantea, favorece la nutrición, el crecimiento, estimula el desarrollo cerebral, permite una mejor digestión, favorece el sistema inmunológico y el desarrollo social y psicomotor y emocional. A través de esta conexión, el vínculo entre la madre y el recién nacido se fortalece.
“Siempre, para una lactancia materna exitosa, se recomienda que las guagüitas comiencen con el proceso de amamantamiento dentro de la primera hora de vida. Que hagan un contacto piel con piel. La lactancia materna puede ser totalmente exclusiva hasta el sexto mes de vida, eso es lo ideal, pero las mamás pueden seguir amamantando, según la recomendación de la OMS, hasta más allá de los dos años”, dice la jefa de Neonatología. “Posterior a estos dos años, las mamás pueden seguir amamantando a su guagua sin ningún problema y la leche materna va a seguir aportando nutrientes al recién nacido y después al niño”, agrega.
Salas de Lactancia en la U. de Chile
En Chile, en su primera universidad, hay avances concretos en la materia, con medidas que favorecen a toda la comunidad universitaria, como las salas de lactancia que permiten realizar esta práctica de forma segura y cómoda en los campus de la Casa de Bello. Así lo explica Carolina Franch, directora de la Dirección de Género (Digen) de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile y académica del Departamento de Antropología.
“Que hablemos de la lactancia en la Universidad es una ganancia porque significa que hemos ido incluyendo temáticas que estaban vetadas en el mundo universitario y porque, de alguna manera, estamos haciendo carne lo que las políticas de la propia Universidad han tomado como compromiso, como la política de corresponsabilidad, vigente desde 2018, pero que no se había concretado”, señala la profesora Franch.
En este sentido, destaca la importancia de “reflexionar sobre la lactancia, dar los derechos y protecciones de la comunidad triestamental para poder llevar a cabo la lactancia y tener los espacios y la habitabilidad para practicar una lactancia respetuosa y digna. Entonces, la sala de lactancia lo que viene a hacer es más bien materializar años de luchas, primero feministas y segundo, de reflexiones universitarias con respecto a ese tema”, agrega la antropóloga.
El lema de este año gira en torno a la lactancia materna y el trabajo, y ofrecerá la oportunidad estratégica de defender los derechos de maternidad esenciales que promueven la lactancia materna: la licencia de maternidad y un espacio en el lugar de trabajo para amamantar. Este mensaje ha sido oído y concretado por la U. de Chile a través de la implementación de estas salas especiales, que han sido ampliamente valoradas por las estudiantes, académicas y funcionarias.
“Antes de la inauguración de la sala Lorenza, las mujeres de los tres estamentos nos contaban lo que significaba ir a sacarse leche al baño y hacerlo en soledad, sin las condiciones higiénicas, escondidas e incluso a veces sintiendo hasta vergüenza de aquello. Todo eso se soluciona con un espacio amigable, que tiene que ver con repolitizar y redignificar una labor social que tiene que ver con amamantar, cuidar y criar”, agrega la directora de la Digen de la Facultad de Ciencias Sociales.
En la misma línea, la profesora Paola Gaete, académica del Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, valora que en su unidad también exista una sala amigable de la lactancia. Para difundir esta y otras iniciativas, la matrona organizó una feria informativa en su campus, junto a la Comisión de Extensión de la Escuela de Obstetricia.
“Este año la campaña busca facilitar la lactancia materna con énfasis en las madres y padres que trabajan. Y nosotros acá, en la Facultad de Medicina, tenemos un espacio amigo de la lactancia, justamente para apoyar a las madres como política de corresponsabilidad universitaria. Un espacio acogedor e implementado para poder extraerse y conservar la leche, o amamantar”, señala la profesora Gaete.
La profesora Gaete, además, pertenece a la Comisión Nacional de Lactancia Materna, es consultora internacional de lactancia y dicta un CFG sobre esta materia. “Este tema es tan importante que desde el pregrado estamos enseñando lactancia en todas las carreras de la Facultad de Medicina, no solamente en la carrera de carrera de Obstetricia y Puericultura”.
La especialista espera que en un futuro cercano todos los lugares de trabajo cuenten con estas facilidades. “Desde el Ministerio de Salud se está impulsando que existan salas de lactancia en todos los lugares de trabajo, pero todavía tenemos que seguir por la senda de que en algún momento sea obligatorio para todos los lugares de trabajo como en otros países, como es el caso de Perú. En Chile no es obligatorio, pero es una recomendación. Recordemos también que la OMS recomienda que la lactancia sea al menos de dos años, no solo ocho o seis meses. La mujer, como trabajadora, tiene derecho a tener un espacio digno, cómodo, confortable e higiénico para poder ejercer su derecho a seguir con la lactancia en su lugar de trabajo”, afirma la matrona de la U. de Chile.
La profesora Franch, en tanto, observa que esto es más que un asunto de madres. “Esto es una responsabilidad social, no solo de las mujeres que están en la etapa de amamantamiento, sino que lo que tenemos que habilitar es una sociedad comprensiva, que busque espacios amigables para realizar y ejercer esa labor, porque nuevamente reitero esto es una labor y es una labor política. Debemos seguir avanzando hacia otras maneras de pensar, de actuar y de convivir”, dice la antropóloga.
Por: Carolina Aliaga, Prensa Uchile
Publicado originalmente en Uchile