A nivel latinoamericano las Enfermedades Cardiovasculares (ECV) siguen liderando como principal causa de mortalidad, lo que conlleva una mayor carga de enfermedad y discapacidad en la región. Con el propósito de promover en la población estilos de vida saludables que disminuyan la incidencia de ECV, durante el mes de agosto en Chile se conmemora el mes del corazón.
Diversos factores influyen en la aparición de ECV, entre los cuales se encuentran aquellos inherentes al individuo tales como la edad, el sexo y la etnia; los medioambientales, en los que se destaca la contaminación y los factores relacionados al estilo de vida, como el tabaquismo, la inactividad física, el consumo de alcohol y las dietas inadecuadas.
La evidencia científica señala que adoptar una dieta saludable puede prevenir las ECV o retrasar la aparición de factores de riesgo cardiovascular como la obesidad, hipertensión, diabetes y dislipidemia. Antiguamente, mucha de la investigación disponible se centró en establecer relaciones entre nutrientes de forma aislada y las ECV, lo que podría considerarse como una perspectiva reduccionista, porque consumimos alimentos, los cuales contienen las sustancias necesarias para llevar a cabo las funciones vitales. Desde principios del siglo XXI, los patrones alimentarios han adquirido mayor relevancia. En Chile, se ha evidenciado que se sigue un patrón alimentario poco saludable, solo un 5.3% de la población se adhería a las recomendaciones dietarias y tenía un índice de calidad de la dieta saludable, según lo reportado en la Encuesta de Consumo Alimentario (ENCA, 2010). En este contexto, la última actualización de las Guías Alimentarias para la población chilena cobra importancia en relación a seguir un patrón alimentario que permita mantener la salud cardiovascular, debido a la inclusión de varios mensajes que respaldan los beneficios de tener una alimentación equilibrada, suficiente y adecuada, consumiendo diariamente frutas y verduras, incrementando la ingesta de legumbres y ensaladas, así como aumentando el consumo de pescados, mariscos o algas y evitando el consumo de productos ultraprocesados y con sellos «ALTOS EN».
El adquirir o seguir patrones alimentarios saludables, está condicionado por una variedad de factores biológicos, sociales, económicos y psicológicos, por lo que el diseño, implementación y mantención de políticas públicas destinadas a mejorar el acceso a la alimentación, así como la posible incorporación del Derecho a la Alimentación Adecuada de forma explícita en la nueva constitución puede contribuir a promover ambientes alimentarios saludables en la población y prevenir la aparición de ECV.
Por: Sandra López Arana
Publicado originalmente en diarioUchile