El abuso del marketing por parte de la industria de las bebidas gaseosas suscita constantes preocupaciones entre quienes nos dedicamos a la salud pública. En los últimos días hemos visto una agresiva campaña que asocia bebidas carbonatadas a festividades como la Navidad.
Metro de Santiago inauguró el 2 de diciembre un tren navideño con la marca de estos productos, al tiempo que se iniciaba en todo el país una caravana navideña 2024 del mismo producto. Las estrategias publicitarias dirigidas a niños y niñas, especialmente durante festividades como la Navidad, son particularmente problemáticas debido a que abusan de la ingenuidad de las infancias en base a la publicidad de un producto ultraprocesado, sin contenido nutricional y con aditivos artificiales innecesarios para este grupo etario.
Chile cuenta con una ley que prohíbe la publicidad dirigida a menores de 14 años de productos con sello “alto en”. La industria por lo tanto usa en estas campañas productos sin sello o simplemente su marca (que igual evoca el producto). Estos productos sin sello son ultraprocesados y como indican las guías alimentarias poblacionales de Chile, y otras partes del mundo, su consumo no está recomendado.
Las campañas publicitarias suelen utilizar tácticas atractivas para captar la atención de niños y niñas. Esto incluye el uso de personajes animados, jingles pegajosos y promociones vinculadas a festividades como la Navidad. Durante esta época del año, las marcas lanzan ediciones limitadas y empaques festivos que crean una conexión emocional con niños, niñas y jóvenes. Esta estrategia no solo promueve el consumo excesivo de bebidas gaseosas artificiales, sino que también asocia momentos felices con productos que son perjudiciales para la salud como lo demuestran diversos estudios recientes. Al mismo tiempo la evidencia demuestra que el marketing de alimentos y bebidas afecta las decisiones alimentarias de individuos y familias.
En conclusión, el abuso del marketing por parte de la industria de bebidas azucaradas o endulzadas artificialmente representa una amenaza significativa para la salud pública. Las estrategias publicitarias diseñadas para atraer a este grupo etario durante festividades significativas como la navidad no solo fomentan hábitos alimenticios poco saludables, sino que también perpetúan un ciclo dañino asociado con enfermedades crónicas y obesidad. Es imperativo que tanto las industrias, los responsables políticos y las familias tomen medidas para proteger a niños y niñas del impacto negativo del marketing agresivo y promover elecciones más saludables.
Por: Lorena Rodríguez, Daniel Egaña y Patricia Gálvez
Publicado originalmente en Cooperativa