Los académicos de la Universidad de Chile Rodrigo Troncoso, subdirector del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), y Karin Papapietro, médico, nutrióloga e integrante de Grupo Transdisciplinario para la investigación, docencia y extensión en Obesidad de Poblaciones (GTOP), analizan los efectos de este tipo de productos en la salud de las personas que los consumen.
A raíz de la polémica que se suscitó hace unos días en redes sociales, donde se promocionaba el consumo de quemadores de grasa como suplemento para bajar de peso, incluso recomendándose para menores de edad, es que los especialistas de la Universidad de Chile analizan este tipo de productos, los que no cuentan con estudios científicos que avalen su eficacia.
“Los quemadores de grasa son suplementos dietarios que pueden contener productos naturales o artificiales. Sobre estos productos se dice que ayudan a personas con obesidad a perder kilos y tener una forma más escultural. Existen diferentes productos que han sido propuestos como ‘quemadores de grasa’, dentro de los que se incluyen la cafeína, extracto de té verde, carnitina, entre otros”, es lo primero que explica el doctor Rodrigo Troncoso, subdirector del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la U. de Chile.
Por su parte, Karin Papapietro, médico, nutrióloga integrante de Grupo Transdisciplinario para la investigación, docencia y extensión en Obesidad de Poblaciones (GTOP), dice que desde un punto de vista médico “los quemadores de grasa no existen, no existe un medicamento que queme grasa. El tejido adiposo debe ser metabolizado para que disminuya su espesor y su cantidad, y eso lo hace el cuerpo a través de un montón de reacciones bioquímicas. Por lo tanto, no hay un producto que vaya directamente al tejido graso a disolverlo”.
Asimismo, la especialista advierte que estos productos “producen taquicardia, aumentan los latidos del corazón y, a través de eso, hacen que el cuerpo pueda aumentar el metabolismo del tejido graso en una cantidad muy mínima, y que no llega a ser significativa para bajar de peso”.
¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo?
El doctor Troncoso aborda los efectos de este tipo de medicamentos. Apunta a que se habla de diversos beneficios para la pérdida de peso, que incluyen la disminución del apetito, con lo cual se consumen menos calorías, que incrementa el metabolismo quemando más calorías y que pueden reducir la grasa que se absorbe. Sin embargo, advierte que “preocupante es el hecho que estos productos no son regulados en Estados Unidos por la FDA (U.S Food and Drug Administration) o, en el caso de Chile, por el Instituto de Salud Pública (ISP), agencias que se encargan de verificar la efectividad de los medicamentos. Por lo que los productores de estos ‘quemadores de grasa’ pueden declarar muchas propiedades a sus suplementos, pero sin estar verificada su efectividad”.
Por otra parte, añade que “diferentes meta-análisis de la literatura han sugerido que las propiedades de los ‘quemadores de grasa’ están exageradas y que tienen baja o nula efectividad para bajar de peso en comparación con la dieta o el ejercicio”.
La doctora Papaprieto, en tanto, observa que las personas creen que tomando estos productos “el tejido adiposo, o sea, la grasita que tienen en los rollitos, en las caderas o en el abdomen se va a deshacer, pero eso es un error, eso no existe. Por lo tanto, no hay razón para tomar estos productos en las personas que quieren disminuir su peso, eso es un engaño”. La forma de disminuir el tejido graso, explica, “necesariamente tiene que pasar por una actividad muscular (…) La activación del musculo es lo que realmente puede permitir que la grasa acumulada, el cuerpo, la empiece a utilizar y deshacer”.
Finalmente, advierte que “en los niños es muy peligroso dar un producto que pueda aumentar la presión arterial, que le pueda aumentar los latidos cardiacos”. Esto es muy importante, ya que en la actualidad “hay niños con obesidad que ya empiezan a tener problemas de presión arterial a edades muy tempranas y darles un producto que va a empeorar esto es de alto riesgo para su salud”.
Por: Maritza Tapia
Publicado originalmente en Prensa Uchile